CIUDADES ALEDAÑAS

Se elevó a juicio el caso de abuso sexual infantil en un jardín de infantes de San Pedro

La causa tiene como imputados al sacerdote católico Tulio Alejandro Matiussi, de 46 años, el portero Anselmo Ojeda (58) y la preceptora María Luján Rubies (51).

El juez de garantías Nº1 de San Nicolás, Román Parodi, elevó a juicio la causa por “abuso sexual agravado” contra cinco niñas y niños que concurrían a un jardín de infantes parroquial de la localidad bonaerense de San Pedro, que tiene como imputados al sacerdote católico Tulio Alejandro Matiussi, de 46 años, el portero Anselmo Ojeda (58) y la preceptora María Luján Rubies (51).

En una resolución a la que tuvo acceso Télam, el magistrado denegó el sobreseimiento y cambio de calificación legal formulada por la defensa y elevó el expediente a juicio con la misma carátula de abuso sexual agravado solicitada oportunamente por el fiscal.

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Así lo decidió por “encontrarse justificada la existencia” de estos delitos y “por existir elementos de convicción suficientes e indicios vehementes para sostener que son probable autores penalmente responsables” de éstos.

En el caso de Matiussi, el agravante corresponde a su calidad de “ministro de culto”, mientras que en los otros dos imputados obedece a “su calidad de guardadores” de los niños y niñas que tenían entre tres y cuatro años al momento de los hechos, en 2007.

Esta resolución “seguramente será apelada por la defensa” ante la cámara de Apelación y Garantías del departamento judicial de San Nicolás, y la causa iniciará allí otro recorrido que, en caso de dejar firme la decisión del juez Parodi, sentaría a los tres imputados en el banquillo “recién dentro de un año, por lo menos”, según fuentes del caso.

“La elevación a juicio es trascendental porque permite avanzar a la etapa de juzgamiento, denegando el sobreseimiento solicitado por la defensa, que hubiera significado el cierre de la causa”, dijo a Télam el abogado querellante Ariel Fusco.

El letrado consideró que el avance “es muy importante para mis representados” que además del daño ocasionado a sus hijos “han sufrido el descrédito de la comunidad en general” por mantenerse firmes en la denuncia, pero también para “la lucha contra estos delitos” a nivel internacional, que involucran “abuso eclesiástico”.

“En los delitos sexuales contra menores se da la particularidad de que no hay testigos y tampoco tienen facilidad para expresarse porque son muy chicos; entonces, los medios de prueba son otros; no es sencillo producirla y se necesita una lupa más fina (de jueces y fiscales)” para valorarla, dijo.

En junio pasado, el titular de la UFIJ 8 de Baradero, Hernán Granda, pidió la elevación a juicio por considerar acreditado que “durante el curso lectivo 2017”, los imputados sometieron a los niños a “tocamientos” de sus zonas genitales en horario de clases, delito que cometían tanto de manera “colectiva” como “individual”, con o sin la presencia de otros chicos como testigos.

“Producto de estas prácticas por parte de los imputados se verificaron signos de abuso sexual infantil en todos los menores”, afirmó el fiscal.

No obstante, Granda terminó pidiendo que los tres sean juzgados por el más leve de los delitos contra la integridad sexual -abuso simple- y no por violación -“abuso sexual con acceso carnal”-, que fue la calificación inicial del hecho.

“No solo fueron tocamientos, sino que sufrieron hechos más graves”, dijo en ese momento la madre de una de las niñas abusadas y denunciante en la causa.

“Pero creemos que esto se va a revertir en el juicio oral porque las pruebas son contundentes y los niños pudieron decirlo de todas las formas posibles”, agregó.

Tras haber permanecido cinco meses detenido, el sacerdote espera el juicio en libertad desde mayo de 2019, mientras que el portero cumple prisión preventiva domiciliaria y la preceptora “nunca estuvo detenida”, según fuentes de la investigación.


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Télam

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