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Milei relanza su armado político y busca blindar los vetos

Reestructura su equipo, ordena la interna libertaria y define su campaña en Buenos Aires

Javier Milei relanza su armado político en medio de una semana turbulenta para el Gobierno. Con tensiones internas, conflictos en el Congreso y una creciente inestabilidad económica, el Presidente y su entorno más cercano reorganizaron el poder interno para blindar los vetos, encarar la campaña y sostener su plan de estabilización.

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El eje de la nueva etapa gira en torno a tres figuras clave: Guillermo Francos, Santiago Caputo y Karina Milei. El jefe de Gabinete fue incorporado por el Presidente al denominado “triángulo de hierro” del poder libertario. A su vez, Caputo, además de ser su estratega personal, asumió un rol central en el diseño de la campaña electoral, mientras que Karina Milei mantiene el control de la estructura partidaria y la supervisión del cierre de listas provinciales.

Reorganización interna y estrategia bonaerense

La mesa política bonaerense quedó formalmente activada esta semana. Allí confluyen Caputo, Karina, Martín Menem, Eduardo “Lule” Menem y Sebastián Pareja, titular del partido en la provincia. El objetivo es ordenar la interna y definir una estrategia electoral coherente, a pesar del retraso en el calendario.

Martín Menem concentrará el armado en el interior del país, mientras que Lule Menem trasladará su influencia hacia la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral. La expectativa es que Milei presente en los próximos días a los candidatos de La Libertad Avanza en las ocho secciones bonaerenses, con el objetivo de transferirles su caudal electoral.

El desafío de blindar los vetos

El relanzamiento político llega en paralelo a la publicación de nuevos vetos presidenciales, entre ellos, al proyecto que mejoraba las jubilaciones y otro sobre el financiamiento para la discapacidad. Ambos habían sido aprobados con apoyo transversal en el Senado.

El Gobierno argumenta que los proyectos fueron impulsados por una “alianza circunstancial y oportunista” en el Congreso. No obstante, en la Casa Rosada admiten errores políticos propios que aceleraron la necesidad de reconfigurar el esquema de poder.

Crisis económica y reacción oficial

En medio del reordenamiento, el frente cambiario volvió a mostrar señales de inestabilidad, tras el anuncio de aranceles por parte de Donald Trump, que impactó en los mercados regionales. La respuesta fue inmediata: suba del dólar, caída de bonos y mayor incertidumbre.

En el Gobierno monitorean la situación financiera y aseguran que los supermercados “rechazan aumentos de precios propuestos por proveedores”, un dato que el propio Milei compartió en redes. La visión oficial es que la política de disciplina fiscal y monetaria aún puede contener las expectativas inflacionarias.

Rechazo transversal y presión legislativa

El veto presidencial generó rechazo transversal. Desde Juliana Di Tullio, Juan Grabois, Graciela Ocaña hasta representantes de la izquierda, los cuestionamientos aludieron a un “atropello al Congreso” y a la afectación de derechos sensibles de sectores vulnerables.

La nueva arquitectura política libertaria deberá demostrar ahora que puede sostener el poder en un Congreso fragmentado, donde cada ley se define voto a voto, sin quebrarse internamente ni perder capacidad de gestión ante la creciente presión económica.

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