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El consumo de carne vacuna por habitante sigue entre los más bajos de la historia

El consumo de carne vacuna en Argentina promedia solo 49 kilos por habitante al año, una cifra que, aunque mejora frente a 2023, sigue muy por debajo de los niveles históricos, según advirtió el productor y consultor ganadero Víctor Tonelli.

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Durante una entrevista con Rivadavia AM 630, Tonelli detalló que “este semestre cerró con un promedio de 49 kilos por habitante por año, contra 44 del año pasado, pero estamos muy lejos de los 82 kilos anuales que se consumían seis décadas atrás”.

Cambio cultural y precios: las causas principales

Tonelli explicó que la caída en el consumo de carne vacuna no obedece a una moda, sino a factores estructurales. “Hoy se consume más carne en total, pero menos carne vacuna. Entre pollo y cerdo, pasamos de 12 a 65 kilos por habitante por año. Eso explica el desplazamiento del vacuno, que además es más caro y menos eficiente de producir”, indicó.

Carne brasileña: desmiente rumores

Consultado sobre supuestas importaciones de carne vacuna desde Brasil que circularían en carnicerías argentinas, Tonelli fue categórico: “Eso es mentira. No entra un solo kilo de carne con hueso desde Brasil”. Y aclaró: “Lo que sí se importa, históricamente, es bondiola de cerdo brasileña, porque es más barata”.

Exportaciones y mercado externo

Respecto al comercio exterior, el consultor señaló que Argentina exporta menos carne vacuna que antes, aunque con cierta recuperación. “Hasta hace un año y medio, las exportaciones estaban casi prohibidas. En ese contexto, Paraguay y Brasil ganaron mercado, pero la tendencia comenzó a revertirse”, explicó.

En relación a las importaciones, también relativizó su peso: “Aunque se diga que se cuadruplicaron las importaciones de carne vacuna, eso representa apenas el 0,05% del consumo interno. No tiene ningún impacto real”, remarcó.

Una transformación sostenida

El mensaje es claro: el descenso del consumo de carne vacuna no se debe a modas ni a carne extranjera, sino a transformaciones profundas en la economía y los hábitos alimentarios.

Argentina se adapta, pero con un sabor cada vez más mezclado”, sintetizó Tonelli.

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