Apedrearon un colectivo de Azul Sata y una niña terminó herida en la frente
Una menor de 3 años recibió un piedrazo en la cabeza tras la rotura de una ventanilla mientras viajaba con su madre. Fue asistida en el hospital San Felipe y le realizaron 7 puntos de sutura.
Un grave ataque a piedrazos ocurrió el sábado a las 19:50 en Illia entre Carbajo y Gil Medina, cuando un colectivo de la línea amarilla de Azul Sata fue agredido mientras circulaba a la altura de la ex fábrica ESTELA. El hecho dejó como saldo una niña de 3 años herida, quien iba junto a su madre y recibió un fuerte impacto en la frente al romperse la ventanilla de la unidad.
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La situación generó alarma entre los pasajeros y los choferes, ya que los ataques —según señalaron— se estarían dirigiendo exclusivamente contra colectivos de Azul Sata, sin afectar a otras empresas con recorridos similares.
En este caso, la pequeña fue impactada en el rostro y sufrió un corte profundo en el centro de la frente. El conductor, identificado como Geremías Galván, modificó el recorrido para buscar auxilio, y en el camino interceptó un patrullero que trasladó a la menor de urgencia al hospital San Felipe.
Allí le realizaron placas y estudios, y confirmaron que no presentaba fractura de cráneo, aunque debieron realizarle 7 puntos de sutura por la gravedad del corte. La herida, lamentablemente, dejará una cicatriz de por vida.
La madre de la víctima compartió un fuerte testimonio en redes sociales:
“Ayer, por un instante, mi vida se desmoronó en cuestión de segundos. Con mi hija (tiene 3 añitos) fuimos a pasear a Villa Constitución y, alrededor de las 19:45, nos tomamos el colectivo Ruta 21, línea amarilla, para volver a San Nicolás. Mi hija venía, como siempre que viajamos, del lado de la ventanilla, ya que ama mirar el paisaje e ir cantando feliz. Y, de pronto, a la altura de la fábrica abandonada Estella (o como se llame), la ventanilla explota, justo donde estaba Lúa. Automáticamente la agarro, la corro y la abrazo para protegerla. Cuando la miro, estaba toda su carita bañada en sangre y tenía un agujero en medio de la frente del que no paraba de salir sangre a borbotones. En un momento pensé que había sido un tiro. Lo único que pude hacer en ese momento fue taparle el agujero con mi mano para que no se desangre y pedir ayuda a todos los presentes. Un piedrazo en la ventanilla. Quiero agradecer el accionar del colectivero Geremías Galván, que no dudó en ayudarnos, manejar y abrir paso junto a los pasajeros para llegar lo más rápido posible, hasta que encontramos a un patrullero que nos llevó urgente a la guardia del Hospital San Felipe, porque ni siquiera intentamos ir al de zona norte para no perder tiempo (ya que no hay nadie). Quiero agradecer también el accionar de los pasajeros que nos contuvieron y ayudaron. Y gracias a Dios, mi hija paró de sangrar cuando llegamos a la guardia, gracias a que no tiene fractura de cráneo y gracias a que no la mató. Tiene 7 puntos en la frente y una cicatriz que le quedará de por vida. Y yo me pregunto: ¿por qué? Esta gente está libre, suelta. Solo a los colectivos amarillos atacan. Y no puedo parar de pensar en los colectiveros y en todos los pasajeros que arriesgan su vida todos los días. Esto no puede pasar. Una persona que tira cascotazos a un colectivo es muy consciente del daño que puede hacer a las personas que van adentro. Eso me asusta aún más. Pido, por favor, que no nos dejen solos. Pido justicia y protección para toda la comunidad que viaja y trabaja en las líneas de colectivo amarillo. Esto no puede seguir pasando y no tiene por qué quedar en la nada. Agradezco que a mi hija no la mató. Pero no vamos a descansar hasta que esto se solucione.”.
Los vecinos y trabajadores del transporte piden mayor seguridad y justicia, frente a estos ataques que ponen en riesgo vidas inocentes todos los días.
