Desregulan el cabotaje marítimo para enfrentar la crisis de la Marina Mercante y atraer inversión extranjera

El Gobierno nacional oficializó este miércoles la desregulación del mercado de cabotaje marítimo y fluvial con el objetivo de recuperar competitividad, evitar la desaparición de la Marina Mercante Nacional y facilitar el comercio internacional. La medida quedó establecida a través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 340/2025, publicado en el Boletín Oficial.
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Entre los principales cambios, se autoriza la operación de buques extranjeros bajo matrícula argentina, se permite que armadores locales utilicen banderas de conveniencia, se flexibiliza la contratación y composición de tripulaciones, se amplía el plazo para que buques internacionales operen en cabotaje, y se eliminan trabas para la inscripción, baja y reparación de embarcaciones.
Según el Ejecutivo, esta reforma busca adaptar el sistema naval argentino a los estándares globales, ya que la estructura actual genera sobrecostos y restricciones que atentan contra el desarrollo del sector. Advirtió además que, de no actuar con urgencia, la situación podría llevar a la desaparición total de la Marina Mercante.
El nuevo “Régimen de excepción de la Marina Mercante Nacional” también declara como servicio esencial la navegación comercial marítima y fluvial, incluyendo el transporte de personas, mercaderías y las operaciones offshore.
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, defendió la medida asegurando que el decreto “rescata el espíritu constitucional” del artículo 26, que garantiza la libertad de navegación en los ríos interiores del país.
Además, detalló que se permitirá matricular barcazas extranjeras para que operen como naves locales, siempre que cumplan con una dotación mínima del 75% de tripulantes argentinos o residentes. También se habilita a que los contratos laborales se rijan por las leyes del país de origen del buque, en lugar de la legislación nacional.
En cuanto a la dotación, el decreto elimina la necesidad de acuerdos sindicales para zarpar, lo que según Sturzenegger “ponía al armador a merced de extorsiones”. Ahora, será este quien determine la dotación, con la sola exigencia del cumplimiento de las normas de seguridad de la Prefectura Naval Argentina (PNA).
Otro de los cambios destacados es que se extiende de 30 a 60 días el período durante el cual los buques internacionales podrán operar en el mercado de cabotaje. “Hoy mercaderías como las de Tierra del Fuego viajan al continente en camión, lo cual es absurdo”, ejemplificó el ministro.
Por último, se simplifican los trámites para la inscripción y desregulación de buques, y se eliminan restricciones que limitaban el funcionamiento de talleres navales, con el propósito de estimular la inversión y frenar la caída del sector.
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