García Cuerva pidió un compromiso colectivo por los jubilados
El arzobispo de Buenos Aires calificó a la situación de los adultos mayores como una deuda "social y moral" de larga data en Argentina.

El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, volvió a poner el foco en la crítica realidad que atraviesan los jubilados en el país, y la calificó como una “deuda social y moral” que persiste desde hace décadas. En una entrevista radial, insistió en la necesidad de recuperar el diálogo, superar divisiones y evitar la agresión verbal, a la que consideró como antesala de la violencia.
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Durante su reflexión, el prelado relacionó el gesto del lavado de pies realizado en Semana Santa con los sectores más vulnerables, y enumeró a los niños, presos, enfermos y jubilados como aquellos que requieren una atención urgente.
“La fragilidad en nuestra sociedad está en los niños que viven situaciones difíciles en sus casas, está en los presos, está en los enfermos, está en los abuelos, en cada sector social frágil: también, los jubilados”, señaló.
Asimismo, subrayó que “una jubilación digna es parte de no hacerlos descartables”, recordando que “es una deuda moral de la Argentina de hace muchísimos años”. En ese sentido, rememoró la lucha de Norma Plá como símbolo de la defensa de los derechos previsionales:
“Es una deuda social y moral con nuestros abuelos. Y esto tenemos que confiar todo, de lo que significan personas que han aportado con su trabajo durante tantos años y hoy no llegan a poder comprar sus remedios”, afirmó.
Durante el viacrucis en la Ciudad de Buenos Aires, el arzobispo propuso cuatro claves para superar la división social:
“Contemplar, poder mirarnos a los ojos y descubrir que todos llevamos nuestras cruces; abrazar, tratarnos bien. Es clave que empecemos a tratarnos bien, evitar la descalificación, la agresión verbal, que también nos lleva a la violencia; vaciar, vaciar las pesadas cruces; y esperar”.
Por último, García Cuerva llamó a construir una “cultura del encuentro” como propone el papa Francisco, y expresó su deseo de que los argentinos se unan más allá de sus diferencias:
“Cada uno de nosotros tiene que poner lo mejor de sí mismo para que sea madrugada, para que empiece a iluminarse una Argentina distinta, más allá de que pensemos distinto, sentarnos a una mesa, pensar temas que sean política de Estado y darle para adelante”.
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