Nuevos cuestionamientos al San Felipe: vecinos y personal señalan demoras, falencias internas y un clima laboral cada vez más tenso

En continuidad con los reclamos que habrían comenzado semanas atrás por distintas situaciones ocurridas dentro del Hospital San Felipe, en las últimas horas se multiplicaron testimonios de vecinos y de fuentes internas que describen un panorama aún más complejo dentro del principal centro de salud pública de la ciudad.
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📲 Click AQUÍ Vecinos denuncian largas esperas en la guardia
Tras la difusión de quejas previas, numerosos pacientes habrían manifestado su malestar por las demoras en la guardia. Según relataron, aun en momentos donde no habría otras personas esperando, se producirían tiempos de espera prolongados. Algunos pacientes afirmaron que entre la salida de un profesional del consultorio y el ingreso del siguiente paciente podrían pasar hasta 50 minutos o incluso horas.
Además, varios aseguraron haber observado actitudes que interpretarían como falta de disposición para atender con celeridad, mencionando que se vería a profesionales conversando o tomando mate mientras habría urgencias aguardando. Consultada una fuente interna sobre si esto respondería a una directiva institucional, respondió que no existe una “bajada de línea” general, sino que depende de quién se encuentre de turno: “Va a depender exclusivamente de quién está. Si la enfermera tiene ganas de trabajar, igual que los médicos, sacan rápido a los pacientes; hay otros que no, que se toman su tiempo. Si los pacientes van a dirección y arman un escándalo, ahí empiezan a atender rápido; si no, se hacen los boludos y fingen demencia”, habría señalado.
Reclamos internos por insumos y condiciones de trabajo
Desde el interior del hospital, distintas fuentes continuaron enumerando presuntas falencias relacionadas con la higiene y el equipamiento. Aseguran que persistiría la falta de elementos básicos como papel higiénico, toallas descartables y rollos de cocina. El personal habría reclamado que se les entregan ambos o remeras en mal estado para secarse las manos entre paciente y paciente, y que ante las quejas se les respondería que “al que no le gusta, que se traiga de su casa”, motivo por el que varios empleados optarían por comprar estos insumos por su cuenta.
Se reiteran además los cuestionamientos por el funcionamiento de la cocina. Según los testimonios recogidos, seguirían utilizando garrafas para preparar alimentos y buena parte del personal y los pacientes recibirían la comida tibia o fría.
También mencionaron situaciones vinculadas a relaciones internas y presuntos favoritismos. Según lo expresado, habría profesionales que recibirían beneficios especiales por afinidad con directivos, y se señalaron tensiones entre distintas áreas del hospital.
Planteos sobre desempeño profesional y situaciones sensibles
Fuentes consultadas aseguraron que en la guardia general trabajarían profesionales extranjeros sin matrícula habilitante para esta jurisdicción, lo que —siempre según estos relatos— derivaría en errores que comprometerían a los pacientes y que serían corregidos por el personal de enfermería o de terapia intensiva, “cometen errores groseros”, afirmaron.
En cuanto al funcionamiento del edificio, se mencionó que el ascensor recientemente inaugurado habría dejado de funcionar a los pocos días, obligando a trasladar pacientes por las rampas y generando dificultades en momentos críticos.
En paralelo, fuentes internas describieron un ambiente laboral de tensión creciente. Aseguran que habría persecución a empleados que expresan disconformidad en redes sociales y que las directoras mantendrían un trato “autoritario”, especialmente hacia el personal de enfermería. También relataron que profesionales habrían sido cambiados de servicio a modo de castigo cuando manifestaron quejas.
Los reclamos por la presencia de perros vuelven a tomar fuerza
En cuanto al tema de los perros dentro del edificio —que ya había sido señalado en una nota anterior—, se reafirmó que el problema persistiría. De acuerdo con los testimonios, los animales habrían sido enviados a refugios o retirados por una empleada de cocina, pero al no existir una adopción responsable, volverían a ingresar al hospital por distintos accesos. Esto seguiría generando incomodidad entre vecinos y pacientes que consideran que la presencia constante de animales en áreas sanitarias podría afectar la higiene del lugar.
Los reclamos expuestos por vecinos, pacientes y fuentes vinculadas al personal coinciden en un punto: la sensación de que la situación dentro del Hospital San Felipe estaría deteriorándose y requeriría respuestas claras de las autoridades. Entre quienes transmitieron su testimonio, varios habrían señalado que desearían que Ismael Passaglia vuelva a gestionar el nosocomio, recordando que se desempeñó durante 14 años como director hasta el 10 de diciembre de 2001. Según expresan, consideran que durante aquella etapa el establecimiento no habría atravesado condiciones como las que describen ahora. Mientras tanto, quienes se ven afectados por estas presuntas irregularidades insisten en que necesitan ser escuchados sin temor a represalias y reclaman condiciones mínimas de funcionamiento y un trato acorde a la importancia del servicio que brinda el hospital a toda la comunidad.
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