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La industria del juguete alerta por una crisis profunda en la antesala de la Navidad

La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) encendió una fuerte señal de alarma a dos semanas de la Navidad, al describir un panorama crítico atravesado por cambios demográficos, transformaciones en los hábitos de juego y una coyuntura económica que afecta por igual a fabricantes, importadores y comercios minoristas.

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Según el informe procesado por la Agencia Noticias Argentinas, el sector vive uno de los momentos más frágiles en décadas. La caída sostenida de la tasa de fecundidad —que bajó de 2,4 a 1,4 hijos por mujer desde 2015— redujo de manera estructural la población infantil y, con ello, la demanda potencial de juguetes. En paralelo, los dispositivos digitales desplazan al juguete tradicional, alteran las dinámicas de juego y profundizan el retroceso del consumo.

Preocupación por productos inseguros y falta de controles

La CAIJ advierte además sobre el avance de juguetes ofrecidos como “compra internacional” en plataformas online, algunos de los cuales registran alertas de retiro en Estados Unidos o contienen sustancias prohibidas según organismos de la región. La entidad reclama controles más estrictos en frontera, regulaciones claras para la venta digital y trazabilidad efectiva para evitar que artículos sin certificación lleguen a los hogares.

Importaciones en alza y presencia dominante de China

Entre enero y octubre de 2025 las importaciones crecieron de manera acelerada, con US$91,3 millones FOB y 17,5 millones de kilos, un incremento interanual del 59,5% en valores y del 94% en volumen. China concentra casi el 95% del total. Matías Furió, presidente de la CAIJ, subraya que el sector pasó en un año de 199 a 530 importadores y que el aumento de artículos de bajo costo —muchos subvaluados— generó una sobreoferta inédita en un contexto de consumo en retroceso.

Si se suman juegos de mesa, artículos de aire libre y productos de cotillón, el volumen total trepa a 28,4 millones de kilos, configurando el año con mayor ingreso de juguetes en dos décadas.

Competencia desigual y contrabando en ascenso

La industria local enfrenta una desventaja creciente frente a China por diferencias en costos laborales, ambientales y energéticos, además de incentivos que distorsionan los precios internacionales. A esto se suma un contrabando que, según la CAIJ, representa el 30% del mercado, con casos de comercios que se abastecen de manera periódica en zonas fronterizas y comercializan productos sin ningún estándar de seguridad.

Comercios al límite y cierres en distintas provincias

El impacto también se refleja en el comercio minorista: seis de cada diez máquinas en fábricas están detenidas, las ventas siguen estancadas, los costos suben y el margen de las jugueterías se achica. La reducción arancelaria tampoco llegó al precio final. En diversos puntos del país ya cerraron locales con décadas de trayectoria, como Rossier en Escobar, Halago’s en Quilmes y Lilián en Trelew.

Según Furió, muchas empresas debieron rematar mercadería para obtener liquidez en un mercado saturado y con resultados negativos incluso en fechas clave como el Día del Niño.

Hábitos de compra y caída en el ticket promedio

El gasto promedio también refleja la crisis:

  • Comercios de barrio: $22.000.
  • Grandes cadenas: $49.000 (con más del 90% de productos importados).
  • Ticket general estimado: $35.000.

El 85% de las ventas se realiza con tarjeta de crédito, un indicador directo de la pérdida de poder adquisitivo.

Los reclamos urgentes del sector

La CAIJ presentó una serie de pedidos para evitar que la combinación de sobreoferta, falta de controles y artículos sin trazabilidad siga empujando al sector a niveles críticos:

  • Mayor control en fronteras ante el ingreso de productos sin certificación.
  • Exigir que todas las publicaciones online incluyan el marcado de conformidad con QR y doble tilde.
  • Trazabilidad e inspección sostenida en comercios físicos y plataformas digitales.
  • Fiscalización sobre importaciones de bajo valor y operaciones subfacturadas.
  • Garantizar condiciones de competencia equitativas entre industria nacional e importadores formales.
  • Protección a niños y niñas frente a juguetes inseguros que no cumplen las normas vigentes.

La Cámara advierte que, si no se revierten estas tendencias, peligra la continuidad de jugueterías, fábricas e importadores, en un sector que aún no logra recuperarse del desplome del consumo y de la irrupción masiva de productos importados.

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