MÚSICA

El cuarteto cordobés ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

El cuarteto alcanzó un hito sin precedentes: la UNESCO lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, consagrando oficialmente su influencia musical, su raíz barrial y el profundo vínculo que mantiene desde hace más de ocho décadas con generaciones de cordobeses.

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Un género que nació para quedarse

Con más de 80 años de historia, el cuarteto —originado en 1943— evolucionó sin perder su impronta festiva. A lo largo del tiempo incorporó influencias caribeñas y sorteó incluso etapas de censura durante la dictadura, manteniendo viva su esencia. Figuras emblemáticas como La Mona Jiménez y Rodrigo “El Potro” Bueno marcaron distintas etapas de un género que supo narrar alegrías, luchas y cotidianeidad de los barrios populares.

El reconocimiento se oficializó en la vigésima sesión del Comité Intergubernamental realizada en Nueva Delhi, India. La distinción no solo resalta su música y su danza, sino también su papel central en la identidad cultural cordobesa.

Un proceso que requirió consenso y trabajo conjunto

El camino hacia esta consagración comenzó en 2022, cuando la gestión municipal de Martín Llaryora presentó la candidatura, luego continuada por el intendente Daniel Passerini. El proyecto contó con el aporte de la Cancillería, el Ministerio de Cultura de la Nación y especialistas que trabajaron en el documento “Cuarteto, Música, Letra y Danza en la Ciudad de Córdoba”, donde se plasmó la trayectoria del género y su evolución.

La UNESCO sostiene que el Patrimonio Cultural Inmaterial se compone de manifestaciones vivas y en constante cambio. En esa línea, el cuarteto fue enriquecido generación tras generación, manteniendo su característico pulso de 2/4, la fusión de sonidos criollos y europeos, y la estructura de las primeras orquestas, donde el piano, el violín, el acordeón y voces potentes eran protagonistas. La músico Leonor Marzano ocupa un lugar fundamental en ese desarrollo inicial.

Una celebración que sigue vigente

Los bailes cuarteteros continúan siendo grandes rituales comunitarios, donde cientos de personas se reúnen para bailar, cantar y mantener vivo un lenguaje propio, con señas y códigos que refuerzan la identidad barrial. El famoso “tunga-tunga” atraviesa generaciones y sigue marcando el pulso de cada celebración.

Con esta distinción internacional, el cuarteto es reconocido como un patrimonio vivo, una expresión que combina música, danza, memoria e identidad. Cada acorde que suena en Córdoba y en todo el país reafirma un legado que ahora también pertenece al mundo, celebrando la diversidad cultural argentina y el orgullo de los cordobeses que lo sostienen desde sus orígenes.

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