Deshidratación en adultos mayores: señales de alerta y consejos clave para prevenirla

Con la llegada del verano y las altas temperaturas, la deshidratación se convierte en un riesgo silencioso para las personas mayores. Con el paso de los años, la sensación de sed disminuye y el cuerpo pierde eficacia para regular el equilibrio de líquidos, lo que aumenta las probabilidades de sufrir este problema sin notarlo a tiempo.
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📲 Click AQUÍ En muchos casos, los síntomas no son evidentes y pueden confundirse con cansancio, presión baja o malestar general, por lo que la detección temprana es fundamental para evitar complicaciones que incluso pueden derivar en internaciones. La falta de agua en el organismo afecta funciones vitales como la circulación, la temperatura corporal y el funcionamiento de los riñones, y en adultos mayores una deshidratación leve puede tener un impacto rápido en la salud.
Además del calor, influyen otros factores como dificultades de movilidad, menor acceso a líquidos o cuadros digestivos que favorecen la pérdida de agua. Por eso, la atención debe ser constante y, ante cualquier duda o síntoma, es importante consultar al médico.
Cinco claves para detectar y prevenir la deshidratación en personas mayores
1. Observar cambios físicos
La sequedad en la boca, los labios agrietados, la piel poco elástica y la orina oscura o escasa son señales de alerta.
2. Prestar atención al comportamiento
La confusión, la somnolencia, los mareos o la irritabilidad pueden estar relacionados con la falta de líquidos.
3. Controlar la frecuencia de ingesta
No hay que esperar a que aparezca la sed. Es clave ofrecer agua de manera regular durante todo el día.
4. Incorporar líquidos en las comidas
Caldos, frutas, verduras y gelatinas ayudan a sumar hidratación de forma segura y práctica.
5. Adaptar el entorno al calor
Mantener ambientes frescos, usar ropa liviana y evitar el sol en horas de mayor calor reduce la pérdida de líquidos.
Por todo esto, es fundamental que familiares y cuidadores estén atentos, ya que muchas personas mayores no perciben o no expresan la sed. Cuidar la hidratación en la tercera edad es una medida simple pero esencial, especialmente en verano, y puede marcar la diferencia entre un malestar pasajero y un problema de salud serio.
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