Cuando la IA se vuelve cómplice: el caso del hombre estafado por un número falso

La inteligencia artificial, que promete facilitar la vida de los usuarios con respuestas rápidas y precisas, también puede convertirse en una herramienta involuntaria para los ciberdelincuentes. El caso de Alex Rivlin, empresario de Las Vegas, demuestra cómo los estafadores utilizan algoritmos y motores de búsqueda para engañar incluso a personas con experiencia tecnológica.
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📲 Click AQUÍ Mientras buscaba el número de atención al cliente de una naviera para organizar un viaje por Europa, Rivlin confió en la información proporcionada por la función AI Overviews de Google, que le presentó un teléfono falso. Convencido de tratar con agentes legítimos, pagó 768 dólares antes de notar cargos sospechosos en su tarjeta y cancelar la operación a tiempo.
Este episodio evidencia cómo la IA puede amplificar fraudes tradicionales. Los delincuentes digitales ya no dependen únicamente de correos falsos o llamadas masivas: ahora colocan números fraudulentos en sitios web y manipulan algoritmos para aparecer como opciones confiables en búsquedas automatizadas. La rapidez y la apariencia de oficialidad generan confianza inmediata, lo que hace más efectiva la estafa.
El riesgo no se limita a Google. Asistentes virtuales y plataformas de IA, como ChatGPT, también pueden replicar información manipulada, propagando engaños a escala global. Los expertos advierten que la combinación de velocidad, autoridad percibida y automatización convierte a estos fraudes en un peligro masivo, incluso para usuarios experimentados.
Las compañías tecnológicas reconocen el problema y aseguran implementar controles y actualizaciones para filtrar información falsa. Sin embargo, la manipulación digital evoluciona más rápido que las medidas de prevención, y la recomendación para los usuarios es clara: siempre verificar los números y datos a través de fuentes oficiales antes de realizar pagos o compartir información personal.
El caso de Rivlin es un recordatorio de que, aunque la IA promete eficiencia, también requiere precaución. La tecnología puede simplificar la vida, pero en manos de delincuentes bien organizados, puede transformar la confianza en vulnerabilidad.
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