Restricción de celulares altera la química cerebral
Limitar el uso del teléfono impacta la dopamina y serotonina

Un estudio reciente analizó si la restricción de celulares durante tres días puede modificar la actividad cerebral en áreas vinculadas con la recompensa, la motivación y la adicción. La investigación fue realizada por la Universidad de Heidelberg, Alemania, y detectó cambios medibles tras apenas 72 horas de limitación en el uso de smartphones.
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Participaron 25 adultos jóvenes de entre 18 y 30 años, usuarios habituales de teléfonos inteligentes. Se les solicitó restringir el uso del celular a tareas esenciales como trabajo, comunicación familiar y actividades diarias durante tres días. Antes de la prueba, completaron cuestionarios sobre estado de ánimo, hábitos de uso y nivel de ansia por el dispositivo, además de evaluaciones médicas para descartar problemas de salud mental.
Durante el estudio, se realizaron resonancias magnéticas funcionales (fMRI) antes y después de la restricción. Los escáneres midieron la actividad cerebral al exponer a los participantes a imágenes neutras y relacionadas con teléfonos inteligentes.
Hallazgos sobre la química cerebral
Los resultados mostraron cambios dependientes del tiempo en regiones cerebrales que procesan la recompensa, similares a los observados en adicciones a sustancias. Las áreas afectadas están vinculadas con la dopamina y la serotonina, neurotransmisores que regulan estado de ánimo, emociones y procesos adictivos.
Según los investigadores, la restricción de celulares modula centros neuronales clave de redes de recompensa y saliencia, y se identificaron asociaciones significativas entre la actividad de la corteza parietal y el ansia por el dispositivo.
El neurólogo Alejandro Andersson, del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó: “Interrumpir la estimulación del teléfono durante tres días reduce la hiperactivación del sistema dopaminérgico, mejora la concentración y atenúa la respuesta de estrés en la amígdala. Este ‘reseteo’ rápido es posible gracias a la neuroplasticidad del cerebro”.
Uso problemático entre adolescentes
El estudio alemán se complementa con investigaciones sobre adolescentes. Un trabajo de JAMA Pediatrics (2025) analizó a más de 4.000 jóvenes en Estados Unidos y detectó que casi la mitad desarrolla conductas de uso problemático de celulares y redes sociales, vinculadas con mayor riesgo de ansiedad, depresión e incluso conductas suicidas.
Especialistas señalan que el uso excesivo del teléfono afecta el sueño, especialmente cuando se mantiene activo antes de dormir. La luz de las pantallas retrasa la fase REM y genera insomnio, mientras que el “doomscrolling” mantiene el cerebro alerta y dificulta la relajación. La psicoanalista Alejandra Doretti agregó que el uso abusivo puede inducir fenómenos químicos similares a la adicción, con irritabilidad y abandono de otras actividades.
Relevancia de los hallazgos
El estudio refuerza la necesidad de establecer rutinas tecnológicas saludables y comprender cómo los hábitos digitales afectan la química cerebral. Los especialistas sugieren que la limitación controlada del uso de celulares puede servir como una herramienta para mejorar concentración, bienestar emocional y equilibrio entre vida digital y real.
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