El Gobierno busca evitar que se corte el proceso de desinflación
Tras una leve suba de julio, el equipo económico trabaja para sostener la caída de la inflación y controlar el impacto del dólar.

Pese a que la inflación de julio se ubicó en 1,9%, los analistas destacan que el dato real muestra un impacto prácticamente nulo en precios por la suba del tipo de cambio del 14% durante el mes. Además, la inflación núcleo se ubicó en 1,5%, al excluir aumentos de precios regulados y estacionales.
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📲 Click AQUÍ Sin embargo, este registro representa el segundo aumento mensual consecutivo, tras un piso en mayo de 1,5% y un crecimiento mínimo de 0,1 punto en junio.
El desafío económico: mantener la desinflación
El principal objetivo del Gobierno es evitar que se interrumpa el proceso de desinflación, que había ganado velocidad desde mediados de 2024 y se consolidó en los primeros meses de 2025.
Se espera que agosto registre otra suba de precios, lo que marcaría tres meses consecutivos de incremento. Entre los factores que podrían incidir están los ajustes en combustibles por la suba del dólar y remarcaciones en artículos de consumo masivo. Las principales consultoras estiman que la inflación mensual tendría como piso el 2%.
Impacto en expectativas y comportamiento del mercado
El cambio de tendencia ya se refleja en algunas proyecciones: analistas advierten que la inflación podría mantenerse por encima del 2% en septiembre u octubre, lo que afectaría las expectativas de desinflación y podría generar nuevas remarcaciones de precios.
Aunque la suba del dólar a $1.380 a fines de julio tuvo escaso efecto en precios, el Gobierno aplicó políticas de reducción de liquidez y aumento de tasas para frenar su impacto, logrando una baja del tipo de cambio a $1.325, tras nueve descensos consecutivos del dólar oficial.
Tasas extraordinarias y riesgos económicos
El Tesoro ofreció tasas de casi 70% anual para refinanciar Lecap de corto plazo y anunció una nueva licitación para absorber pesos excedentes. Si bien estas tasas superan ampliamente la inflación proyectada (20% a 25% anual), el objetivo es reducir presión sobre el dólar frente al temor de los inversores a cambios políticos.
No obstante, tasas tan elevadas resultan nocivas para la actividad económica, ya que impactan en el crédito, aumentan la morosidad y generan costos adicionales para las empresas. Además, la deuda en pesos podría crecer de forma significativa si se mantienen rendimientos reales superiores a la inflación en más de 40 puntos porcentuales.
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