Identifican un rasgo genético que eleva el riesgo de ACV y demencia

Científicos del Hospital General Brigham de Massachusetts, asociado a Harvard, identificaron que los telómeros leucocitarios (LTL) más cortos —estructuras que protegen el ADN— están asociados a un mayor riesgo de sufrir ACV, demencia y depresión con el paso del tiempo. El trabajo, publicado en Neurology, utilizó datos de más de 356.000 personas del Biobanco del Reino Unido, con una edad promedio de 56 años.
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Los telómeros como indicador biológico del envejecimiento
Los telómeros se acortan naturalmente con la edad, pero también se ven afectados por factores como el estrés crónico, la contaminación ambiental y los malos hábitos. Cuando se reducen demasiado, el ADN se vuelve más vulnerable, lo que acelera el deterioro celular y aumenta el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Según el estudio, las personas con telómeros más cortos registraron 5,82 casos de enfermedades neurológicas por cada 1.000 personas-año, frente a 3,92 entre quienes tenían telómeros más largos. Luego de ajustar variables como edad, tabaquismo e hipertensión, se observó que el riesgo de padecer al menos una de estas enfermedades aumentaba un 11% en quienes tenían telómeros más cortos.
Cómo puede revertirse ese riesgo
Pese a lo alarmante del hallazgo, el estudio también comprobó que un estilo de vida saludable mitiga los efectos de los telómeros acortados. Para evaluar esto, los investigadores utilizaron la herramienta Brain Care Score (BCS), que mide hábitos como dieta, ejercicio, sueño, presión arterial, colesterol y salud emocional.
El doctor Christopher D. Anderson, autor del estudio, explicó: “Es posible proteger nuestro cerebro del envejecimiento acelerado cuidando nuestros hábitos, incluso si ya existen signos biológicos de deterioro”.
Por su parte, la investigadora Tamara Kimball destacó que “reducir el peso, el consumo de alcohol, dormir mejor y hacer ejercicio puede revertir el riesgo cerebral relacionado con el envejecimiento”.
Un enfoque preventivo desde la medicina genómica
El doctor Gabriel Ércoli, director médico de Gempre, Genómica y Medicina Preventiva de Precisión, señaló que “los telómeros cortos no causan directamente las enfermedades, pero actúan como una señal de alerta sobre el estado general del organismo”. Agregó que este riesgo es modificable: “Un estilo de vida saludable puede reducir ese riesgo, incluso cuando hay predisposición genética”.
Recomendaciones clave para preservar la salud cerebral
Según el doctor Ércoli, los hábitos más importantes para proteger el cerebro y mantener la longitud de los telómeros incluyen:
- Actividad física regular, especialmente aeróbica como caminar o nadar.
- Dieta saludable, similar a la dieta mediterránea (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado, aceite de oliva).
- Dormir entre 7 y 8 horas por noche.
- Reducir el estrés, a través de meditación, descanso, relaciones sociales y actividades placenteras.
- Evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
- Mantenerse mentalmente activo y socialmente conectado, mediante lectura, aprendizaje continuo, actividades grupales o creativas.
Limitaciones y próximos pasos
Una de las principales limitaciones del estudio es que la muestra incluyó solo personas de ascendencia europea, por lo que se requieren más investigaciones en poblaciones diversas para validar la aplicabilidad global de estos hallazgos.
La genética no es destino
Este estudio refuerza una idea clave: el envejecimiento cerebral puede ser influido por nuestros hábitos diarios, incluso en personas con predisposición genética al deterioro cognitivo. “Nuestro estilo de vida tiene un impacto real en cómo envejece el cerebro y en nuestra calidad de vida en la vejez”, concluyó el doctor Ércoli.
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