Demencia temprana: dos síntomas clave que van más allá de la pérdida de memoria

Aunque la pérdida de memoria suele asociarse de inmediato con la demencia y, en particular, con la enfermedad de Alzheimer, los especialistas advierten que los primeros síntomas incluyen también cambios en el estado de ánimo y episodios de confusión. Así lo indica el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, que destaca la importancia de detectar señales tempranas que a menudo pasan desapercibidas en la vida cotidiana.

Más que olvidos: señales tempranas de alerta

El Alzheimer es la forma más común de demencia y se caracteriza por un deterioro progresivo de las funciones cerebrales. En las etapas iniciales, los problemas de memoria se manifiestan con olvidos frecuentes, como extraviar objetos, repetir preguntas o tener dificultades para encontrar palabras.

Sin embargo, el NHS enfatiza que los síntomas tempranos más reveladores incluyen:

• Cambios en el estado de ánimo: ansiedad, irritabilidad o tristeza sin causa evidente.
• Episodios de confusión: dificultades para comprender situaciones simples, desorientación en el tiempo o el espacio, y problemas para seguir conversaciones.

Estos signos pueden confundirse con el estrés o el envejecimiento normal, pero su persistencia y progresión deben alertar tanto a familiares como a profesionales de la salud.

Alteraciones en el juicio y pérdida de autonomía

En fases iniciales, también se observan decisiones erráticas, mayor indecisión y una marcada resistencia a cambiar rutinas o probar nuevas experiencias. Estas señales afectan la capacidad de la persona para desenvolverse en actividades cotidianas y pueden anticipar un deterioro más profundo.

La progresión suele ser lenta y silenciosa, extendiéndose durante años, lo que dificulta la identificación precoz sin un seguimiento clínico.

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Etapas intermedias: desorientación, alucinaciones y dependencia

A medida que la enfermedad avanza y afecta nuevas regiones cerebrales, los síntomas se intensifican. Entre los más frecuentes se encuentran:

• Desorientación temporal y espacial: no distinguir entre día y noche, deambular sin rumbo.
• Alteraciones perceptivas: alucinaciones visuales o auditivas, ideas delirantes.
• Cambios marcados de humor: depresión, agitación, frustración y ansiedad.

En esta etapa, las personas suelen necesitar apoyo para realizar tareas básicas, como vestirse, alimentarse o mantener su higiene personal.

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Tratamientos disponibles en fases iniciales

El NHS señala que una detección temprana permite iniciar tratamientos que pueden mejorar la calidad de vida. Entre los fármacos disponibles se destacan:

• Donepezilo
• Galantamina
• Rivastigmina

Estos medicamentos ayudan a aumentar los niveles de acetilcolina, un neurotransmisor que favorece la comunicación entre neuronas. Aunque no detienen la enfermedad, pueden retrasar el avance de los síntomas y conservar la autonomía durante más tiempo.

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Prevención: hábitos saludables para reducir el riesgo

Además del tratamiento, la prevención del Alzheimer cobra cada vez más relevancia. Las recomendaciones incluyen:

• Alimentación saludable
• Ejercicio físico regular
• Control de la presión arterial
• Reducción del consumo de alcohol y tabaco

Existe una relación directa entre la salud cardiovascular y la salud cerebral, lo que convierte al cuidado del sistema circulatorio en un factor clave para reducir el riesgo de demencia.

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Importancia de la detección temprana y el acompañamiento familiar

La información del NHS destaca la necesidad de prestar atención a los cambios sutiles de conducta, que pueden ser tan importantes como los olvidos. Reconocer estas señales a tiempo permite iniciar tratamientos, planificar cuidados y acompañar al paciente con herramientas adecuadas.

El impacto del Alzheimer va más allá del paciente: afecta profundamente a las familias y a la sociedad, tanto desde lo emocional como desde lo económico y organizacional.

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