Boca avanzó en los penales, pero la Bombonera vivió su noche más caliente y dividida
La clasificación a cuartos fue dramática: insultos, reproches, nervios y un estadio partido al medio marcaron la noche en Brandsen 805

Boca logró meterse entre los ocho mejores del Torneo Apertura, pero lo hizo en medio de una jornada cargada de tensión y con una Bombonera más dividida que nunca. El empate sin goles ante Lanús se resolvió en los penales, pero durante los 90 minutos el equipo no respondió y eso generó un clima difícil en las tribunas, con reproches cruzados entre hinchas, silbidos a jugadores y hasta enfrentamientos físicos.
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El equipo de Herrón no encontró nunca claridad ni peso ofensivo, mientras Lanús —que venía de jugar entre semana en Perú por Copa Sudamericana— logró equiparar el trámite y hasta generar peligro. La hinchada empujó desde el inicio, pero con el correr de los minutos el aliento fue cediendo ante el fastidio, que se manifestó en cantos exigentes, insultos y reclamos generalizados.
Desde el arranque, la Bombonera mostró señales de impaciencia. A los 20 minutos ya se escuchaban los primeros reproches desde las plateas y las populares Sur. Al final del primer tiempo, la actuación del equipo provocó una oleada de silbidos y el propio Agustín Marchesín intentó calmar a los hinchas antes de ingresar al vestuario.
En el complemento, la impaciencia fue creciendo. Casi ningún jugador se salvó de las críticas. Los más cuestionados fueron Marcos Rojo, Tomás Belmonte y Lautaro Blanco, quienes se retiraron bajo una catarata de silbidos. Velasco fue directamente despedido con reprobación, mientras Delgado y Merentiel recibieron los aplausos más intensos.
Cuando el equipo no reaccionaba, ni siquiera La 12 logró contener el desánimo generalizado. A los 25 minutos del segundo tiempo, también se sumó con el clásico “movete, Xeneize…”, hasta entonces entonado solo desde otros sectores del estadio. A esa altura, la tensión era máxima, el partido se había vuelto caótico y cada pérdida de balón generaba nerviosismo y bronca.
Sobre el cierre, con el recuerdo reciente de la eliminación contra Alianza Lima en la memoria, el temor a los penales se apoderó de la cancha. Antes de la definición, hubo insultos a la dirigencia y hasta trompadas en las tribunas. La bronca interna entre plateístas e integrantes de la popular explotó tras el triunfo, cuando desde la Pescia se entonó: “Plateista botón…”, recriminando los insultos previos a la tanda desde los 12 pasos.
La clasificación fue celebrada con moderación. La alegría fue tibia, muy por debajo de lo habitual. Ni la música habitual de los puestos de comida sobre Almirante Brown logró contagiar ánimo festivo. Boca está a tres partidos del título, pero el precio emocional de este pase fue alto: el equipo no convence, el público está dividido y la Bombonera vivió una de sus noches más densas en mucho tiempo.
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