Desconexión digital: estrategias para recuperar el equilibrio
Los dispositivos electrónicos, desde celulares hasta computadoras y relojes inteligentes, se han convertido en herramientas esenciales para el trabajo y el entretenimiento de la mayoría de las personas. Sin embargo, esta dependencia puede generar una sensación de adicción debido a la abrumadora cantidad de estímulos que ofrecen durante la navegación y el uso de aplicaciones. Para mantener un equilibrio saludable, es esencial no solo administrar adecuadamente el tiempo dedicado a las pantallas, sino también encontrar formas de desconectarse de manera más prolongada. Esto permite que cada individuo establezca un hábito positivo que promueva una interacción activa con su entorno.
Una pregunta inicial clave es “¿Qué otra actividad podría estar realizando en lugar de estar frente a la pantalla?”. Cuestionarse el propósito de estar conectado es fundamental. Además, es importante considerar las sensaciones experimentadas durante la exposición a las pantallas. Muchas personas reportan una disminución en la atención, depresión y ansiedad como consecuencia. Esto no significa que los dispositivos electrónicos siempre generen emociones negativas, ya que a menudo proporcionan contenidos útiles y entretenidos. Sin embargo, es esencial preguntarse si se pueden realizar actividades alternativas que ofrezcan una experiencia similar.
Es relevante destacar que las sensaciones, positivas o negativas, derivadas del uso de redes sociales y aplicaciones en general, dependen de cómo se utilizan estas plataformas. Establecer límites en el tiempo y el contenido que se consume en línea es fundamental. Eliminar aplicaciones que generen la necesidad de acceder a partes de Internet no deseadas y elaborar una lista de actividades offline pueden ayudar a que la desconexión sea menos abrumadora.
Romper las costumbres negativas es esencial. El acceso constante a dispositivos y la navegación en Internet no deben ser una mera respuesta al aburrimiento. Reconocer los hábitos poco saludables es el primer paso. Esto no se limita al entretenimiento, ya que el impulso de verificar constantemente las redes sociales o abrir aplicaciones sin una razón válida indica una necesidad de estar conectado, incluso cuando no es necesario. Es esencial considerar qué emociones genera esta actividad y si es productiva o gratificante. Si no se ajusta a estas categorías, es valioso explorar opciones más saludables que no impliquen una pantalla.
Por último, es fundamental cuestionar si el acceso constante a las redes sociales es una elección consciente o simplemente un hábito adquirido. En caso de ser un hábito, se debe considerar si es preferible interactuar con amigos y familiares en persona siempre que sea posible. Todas estas estrategias pueden ayudar a mejorar la relación de las personas con la tecnología y promover un equilibrio más saludable en su vida digital.
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