TikTok, ¿tic tac?: cada vez más países prohíben su uso en dispositivos gubernamentales
En las últimas semanas, un número creciente de gobiernos han tomado medidas para bloquear la popular aplicación en dispositivos oficiales preocupados por la seguridad nacional. A medida que más naciones se suman a la prohibición, parece que el tiempo se está acabando para TikTok
El 15 de junio de 2020, una violenta escaramuza entre los ejércitos de China e India en la región de Cachemira dejó como saldo al menos una veintena de soldados y otros tantos heridos. El enfrentamiento armado fue el desenlace de años de disputas fronterizas, donde ambas naciones asiáticas se acusaron mutuamente de ocupar territorio de manera ilegal y de provocar el conflicto.
Afortunadamente, ambos gobiernos lograron resolver la crisis por vía diplomática, evitando una escalada militar y restaurando la paz en la región. Sin embargo, aduciendo cuestiones de seguridad nacional, unos días después de la refriega, el Ministerio de Electrónica y Tecnología de India decidió prohibir 59 aplicaciones chinas, entre ellas WeChat y TikTok. Estas aplicaciones fueron señaladas por las agencias de inteligencia indias como sospechosas de recopilar datos de los usuarios de manera ilegal y transferirlos a servidores fuera del país. Desde entonces, India ha prohibido más de 300 aplicaciones de origen chino por la misma razón.
Sin embargo, India no era el primer país en desconfiar de las verdaderas intenciones de TikTok. Unos meses antes, a finales de 2019, el Departamento de Defensa de los EE.UU. advirtió sobre la necesidad de desinstalar la aplicación de todos los dispositivos proporcionados por el gobierno, incluso aconsejando enérgicamente a los miembros de las fuerzas armadas que hicieran lo mismo en sus teléfonos personales. El Pentágono dijo en un comunicado del 16 de diciembre que “existe un riesgo potencial asociado con el uso de la aplicación TikTok” y sugirió eliminar el software para evitar que “actores no deseados” accedieran a información personal. Las preocupaciones sobre TikTok se centraron específicamente en la amenaza que representa para la ciberseguridad y el espionaje por parte del gobierno chino.
En julio de 2020, el grupo hacktivista Anonymous instó a los usuarios a desinstalar TikTok, argumentando que la plataforma de vídeos cortos es en esencia un malware operado por el gobierno chino como parte de una operación de espionaje masivo. Además, acusó a la aplicación de manipular políticamente a los jóvenes para coaccionarlos en los próximos 5-10 años, aprovechando su influencia en grandes franjas de la sociedad en diversas partes del mundo y censurando contenido crítico con el régimen chino.
Delete TikTok now; if you know someone that is using it explain to them it is essentially malware operated by the Chinese government running a massive spying operation. https://t.co/J7N9FS7PvG
— Anonymous (@YourAnonCentral) July 1, 2020
Al mes siguiente y en medio de un clima de crecientes tensiones comerciales y políticas con China, el entonces presidente Donald Trump firmó un decreto prohibiendo todo tipo de transacciones con ByteDance, la casa matriz de TikTok, durante un término de 45 días. Alegando motivos de seguridad nacional y acusando a la empresa de compartir datos con el régimen de Beijing, el decreto establecía además que ByteDance debía vender sus operaciones en los Estados Unidos a una empresa local, o se enfrentaría a una prohibición total. La jugada de Trump no prosperó: tras una denuncia presentada por TikTok, un tribunal federal permitió a la plataforma seguir operando en territorio estadounidense.
Tras el decreto de Trump, algunos diputados y senadores australianos miembros del Comité Conjunto de Inteligencia y Seguridad del Parlamento, pidieron al gobierno que investigara y regulase a TikTok, alegando que la plataforma compartía datos de los usuarios con el Partido Comunista Chino. Aunque la petición no tuvo éxito, el gobierno se comprometió a vigilar la aplicación y actuar si fuera necesario. Finalmente, el ejecutivo australiano no tomó ninguna medida al respecto y la aplicación sigue funcionando normalmente en ese país.
En octubre de 2020, Pakistán prohibió TikTok por primera vez, acusada de difundir “contenido inmoral e indecente”, aunque unos días después la restricción fue levantada tras recibir garantías de moderación de parte de ByteDance, su casa matriz. La autorización para operar no duró mucho tiempo, desde entonces la aplicación volvió a ser inhabilitada para operar en tres nuevas ocasiones, y continúa así hasta el día de hoy. Junto con Afganistán, son los únicos dos países que han prohibido la aplicación no por cuestiones relativas a la seguridad o al espionaje, sino por motivos estrictamente morales.
Sin embargo, a partir de diciembre de 2022 la percepción sobre TikTok como herramienta de inteligencia del gobierno chino se agudizó. Taiwan fue el primero en tomar medidas, ordenando a todos los empleados del sector público eliminar la aplicación tanto de sus dispositivos personales como de los proporcionados por el gobierno. Lo hizo tras recibir una advertencia del FBI que señalaba que el software podría ser utilizado no solo para recopilar datos personales, sino también para influir y moldear la opinión pública en caso de una invasión a la isla.
Recientemente, el Parlamento Europeo ha ordenado a sus legisladores y personal que desinstalen TikTok de todos sus dispositivos a partir del lunes 20 de marzo. Además, tanto el Consejo de la UE como la Comisión Europea han impuesto prohibiciones similares.
Desde entonces, en medio de crecientes preocupaciones sobre la seguridad nacional, varias naciones han introducido prohibiciones totales o parciales para la instalación y uso de la popular aplicación. En el último mes, al menos diez países, incluyendo Bélgica, Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Países Bajos, Letonia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, han tomado medidas para restringir la aplicación en dispositivos gubernamentales y particulares. Algunos legisladores norteamericanos van más allá, buscando una prohibición total en el territorio.
El pasado jueves, Shou Zi Chew, CEO de TikTok, testificó ante el Congreso de Estados Unidos. Negó rotundamente las acusaciones de espionaje y aseguró que la compañía no tiene pruebas de que el gobierno chino haya accedido a los datos de los usuarios. Durante más de cuatro horas, los integrantes del Comité de Comercio y Energía lo interrogaron acerca de las supuestas vinculaciones de la plataforma con el Partido Comunista Chino. Chew afirmó que “ByteDance no es un agente de China ni de ningún otro país”. No obstante, también reconoció que directivos de la empresa pertenecen al PCC, que hay datos de usuarios estadounidenses vinculados a la legislación china y que el régimen de Beijing podría acceder a ellos.
Las declaraciones de Chew no convencieron a muchos legisladores, tanto demócratas como republicanos, que solicitaron la prohibición de la aplicación por considerarla una amenaza para la salud mental y la democracia. Las reglas del gobierno chino con respecto a la información personal de los usuarios recopilada por aplicaciones móviles son muy claras: las empresas deben entregar los datos recolectados cuando sean requeridos.
En diciembre pasado, ByteDance admitió que varios de sus empleados habían espiado a periodistas estadounidenses. En junio, se filtraron audios de más de 80 reuniones internas de TikTok, revelando que el personal de la red social había accedido repetidamente a información de sus usuarios que no era pública. Durante una reunión del departamento de Confianza y Seguridad de TikTok en septiembre de 2021, un miembro del equipo afirmó que “todo se ve en China”. Pero ahora, occidente mira a China también.
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